Click here for English
 » Capítulo 6 - Dificultades
Master Hsu Yun
Las Enseñanzas Zen del Maestro Xu Yun
Traducido por Shi Chuan Fa y < Rev. Yin Zhi Shakya

Capítulo 6 - Dificultades

A veces la enseñanza del Chan puede ser tan frustrante como su aprendizaje.

Hubo una vez un Maestro Chan que se encargó de la instrucción de tres novicios. Les explicó la necesidad de la disciplina espiritual y les ordenó que, empezando en ese mismo momento, observaran la regla del silencio absoluto. Después, sosteniendo su dedo en sus labios, les ordenó que fueran a sus habitaciones.

El primer novicio dijo, "¡Oh, Maestro, déjeme decirle lo agradecido que estoy por recibir su instrucción!"

Tras lo cual el segundo novicio dijo, "¡Tonto! ¿No te das cuenta de que hablando has roto la ley del silencio?"

Y el tercer novicio levantó las manos, en un gesto de desesperación, y se lamentó, "¡Señor! ¿Soy aquí la única persona capaz de seguir órdenes?"

A veces miramos alrededor y suponemos que nadie evalúa nuestros valores morales. Somos como esos tres novicios. A menudo, como ese primer novicio, decimos que queremos aprender pero verdaderamente no ponemos atención en lo que nuestros libros o maestros nos dicen. O como el segundo novicio, comprendemos las reglas pero pensamos que solo se refieren a los demás. O como el tercer novicio, clamamos alabanzas toda vez que hacemos lo que suponemos debemos hacer.

A veces compartimos las frustraciones de ese Maestro Chan.

Quizás veamos desatención, holgazanería, frivolidad o satisfacción intelectual. Peor aún, podemos ver personas que son hipócritas consumadas - gente que finge que sus intereses son puramente espirituales mientras que en realidad son una amalgama al noventa y nueve por ciento de orgullo, codicia y lujuria.

Ante esta situación levantamos nuestras manos consternados y concluimos que la Edad de Oro del Chan se ha terminado. Hemos llegado demasiado tarde. No hay esperanza para el Chan. Llegamos justo a tiempo para el funeral. Cada época piensa que por poco no ha sido incluida en la Edad Dorada de la Iluminación.

El Maestro Yong Jia, que estudió bajo el Sexto Patriarca Hui Neng, estaba preocupado por el futuro del Chan. Se desesperó por la abundancia de hombres mundanos y la escasez de seguidores sinceros del Buda Dharma. "¡Ay! - gritó en su Canción de la Iluminación - En este tiempo de decadencia y diablos mundanos, nadie quiere someterse a la disciplina. El Periodo Santo ha terminado y ha comenzado la Era de la Perversión."

Entonces, el Maestro Yong Jia, por todas sus preocupaciones sobre estar en una era de oscuridad, se las arregló para alcanzar la iluminación en muy poco tiempo. Tuvo lo que llamarían una "Sensación Nocturna". De hecho así es como Hui Neng se refirió a él. "¡El Iluminado Nocturno!" La lámpara del Maestro Yong Jia ardió durante largo tiempo en lo que se suponía era un periodo de oscuridad.

El Maestro Wei Shan que nació en 771 y murió en 863, vio el final de su vida terrenal justo cuando finalizaba la Edad de Oro de la Dinastía Tang. El Maestro Wei Shan se lamentaba con frecuencia, "¿No es lamentable que hallamos nacido al final del Periodo de la Iluminación?" Se desesperaba por la abundancia de hombres mundanos y la escasez de seguidores sinceros del Buda Dharma. ¡Cuánto deseaba haber nacido antes! Verdaderamente tenía miedo que no hubiera nadie para ocupar su lugar.

Pero vamos a tomarnos un momento para recordar como empezó a llamársele Wei Shan a Wei Shan.

El nombre original de Wei Shan era Ling You y era de la Provincia de FuJian. Estudió Chan bajo el Maestro Bai Zhang Huai Hai.

Ahora bien, el Maestro Bai Zhang Huai Hai había nacido a mediados de la Dinastía Tang; pero también se desesperó por la abundancia de hombres mundanos y la escasez de seguidores sinceros del Buda Dharma.

Bai Zhang Huai Hai estaba tan preocupado sobre el estado del Chan que decidió solventar el problema construyendo un nuevo monasterio en el Monte Wei, Wei Shan, que está en la Provincia de Hunan. Naturalmente, ya que pensaba que había disponibles tan pocos hombres que hubiesen alcanzado la iluminación, supuso que tendría que ir allí y hacer el trabajo por él mismo.

Un día mientras estaba intentando imaginarse cómo llevar a cabo esta proeza, el viejo asceta-adivino [vidente] Si Ma, le hizo una visita.

"Deme su consejo - le pidió Bai Zhang Huai Hai-. Primero, ¿qué piensa acerca de construir un nuevo monasterio en el Monte Wei?"

"Excelente idea - dijo Si Ma -. Es un sitio ideal y puede fácilmente mantener una comunidad de mil quinientos monjes."

Bai Zhang Huai Hai estaba encantado de escuchar esto. Pero entonces Si Ma añadió, "No se haga a la idea de ir allí usted mismo. La montaña es joven y fuerte, y usted es viejo y débil. Tendrá que enviar a algún otro."

¿Pero quién? Bai Zhang Huai Hai no se podía imaginar que alguien de por allí pudiese remplazarle.

Si Ma intentó ayudar. Dijo, "Vamos a ver, ¿a quién tiene disponible?"

Así que, uno por uno, Bai Zhang Huai Hai llamó a todos sus monjes. Naturalmente, comenzó por el monje prior.

Si Ma echó un vistazo al monje prior y sacudió su cabeza, rechazándolo. Continuó rechazando a cada uno de los candidatos hasta que finalmente fue el turno de Ling You. Cuando Si Ma vio a Ling You, dio su aprobación inclinando la cabeza. "¡Este es el hombre! -dijo- Envíalo a Wei Shan."

Al monje prior no le gustó mucho este juicio y le pidió al Maestro Bai Zhang Huai Hai que afirmase su decisión mediante un examen, esto es, dejar que cada candidato demostrase activamente la profundidad de su Chan.

Así que Bai Zhang Huai Hai organizó una prueba. Puso un cántaro en medio del suelo y uno por uno invitó a sus monjes a venir a la habitación y a responder a la pregunta: "Sin llamar a este objeto un cántaro, ¿cómo debería llamársele?"

Vino el monje prior, miró el cántaro, pensó durante un minuto y entonces respondió, "Bueno, no se le puede llamar una cuña." Bai Zhang Huai Hai se decepcionó. Esta respuesta evidentemente artificial mostraba que el monje prior se estaba acercando al problema demasiado intelectualmente. Seguía demasiado enredado con los nombres y las formas.

Todos los candidatos dieron una respuesta insatisfactoria hasta que, finalmente, fue el turno de Ling You. Ling You llegó a la habitación, y cuando Bai Zhang Huai Hai le preguntó, "Sin llamar a este objeto un cántaro, ¿cómo debería llamarse?" Ling You dio espontáneamente tal patada al cántaro que lo hizo añicos contra la pared. Bai Zhang Huai Hai echó hacia atrás su cabeza y se rió. Si Ma tenía razón. Ling You era en efecto el hombre. ¿Un cántaro? ¡Se acabó el nombre! ¡Se acabó la forma!

Así pueden ver que a veces los profesores también necesitan aprender una lección. Bai Zhang Huai Hai pensaba que los gloriosos días del Chan pertenecían al pasado. Estaba equivocado. Ling You fue a la montaña y fundó un monasterio, y esto es por lo que se le terminó llamando Gran Maestro Wei Shan.

Más de mil años han pasado desde esa prueba y los maestros se siguen desesperando por la abundancia de hombre mundanos y la escasez de seguidores sinceros del Buda Dharma.

Tomen mi propio caso. Cuando era joven, la mayoría de los monasterios en la zona sur de los tres ríos fueron destruidos durante varias rebeliones. Muchos monjes de las montañas Zhong Nan vinieron al sur, andando, para ayudar a reconstruir estos monasterios. ¿Qué tenían? Nada. Llevaban una calabaza, una pequeña cesta y la ropa a su espalda. Eso era todo. Todo el mundo se preguntaba que era todo lo que podían hacer en la tierra. Pero hicieron el trabajo. Reconstruyeron los monasterios.

Tiempo después estos monasterios florecieron y se necesitaron más monjes, nuevos monjes comenzaron a llegar. Venían en carros, utilizando bastones y palos sobre sus hombros para transportar todas sus posesiones. Y todo el mundo pensó, "Oh, son demasiado mundanos. No harán nada." Pero lo hicieron.

Y ahora, cuando viajo a algún lugar y veo monjes tomar trenes y aviones con su equipaje de cuero, me encuentro diciendo, "Oh, son demasiado mundanos. No lograrán nada." Pero lo harán, ¿no? Ustedes lo harán, ¿no?

 
Última modificación: December 03, 2004
Orden Hsu Yun del Budismo Zen
Información