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 » Capítulo 3 - Alcanzando la Iluminación
Master Hsu Yun
Las Enseñanzas Zen del Maestro Xu Yun
Traducido por Shi Chuan Fa y < Rev. Yin Zhi Shakya

Capítulo 3 - Alcanzando la Iluminación - (Conteniendo los Preceptos)

El Chan tuvo dos famosos maestros llamados Ha Shan: un ermitaño del siglo 9 cuyo nombre significa Montaña Fría y un profesor del siglo 16 cuyo nombre significa Montaña Tonta. Montaña Fría es el más grande poeta de Budismo Chan. Montaña Tonta también fue muy bueno. Es probablemente el segundo mejor poeta Chan. Montaña Fría apelaba a la naturaleza para que le condujera a la paz y al entendimiento. Encontrando belleza en el mundo natural encontraba belleza en sí mismo. Así es como actúan los ermitaños. Miran; reflexionan; convierten el aislamiento en soledad. Montaña Tonta se trascendía a sí mismo trabajando para los demás. Se esforzaba en ayudar a la gente corriente a alcanzar la iluminación. Eso es un poco más duro que sobrevivir congelado y hambriento.

Ha Shan, Montaña Fría, dijo:

¡Arriba en la cima de la montaña / Infinidad en todas direcciones! La luna solitaria mira hacia abajo / Desde su desván de medianoche / Admira su reflejo en el estanque helado. Tiritando, le doy una serenata.

No hay Chan en el verso. Abunda en la melodía.

Ha Shan, Montaña Tonta, intentó poner en palabras que todo el mundo entendiera lo que no puede ser dicho:

Poned un pez sobre la tierra y recordará el océano hasta su muerte. Poned un pájaro en una jaula, y no olvidará el cielo. Cada uno siente nostalgia de su verdadero hogar, el lugar en que su naturaleza ha decretado que deberían estar.

El hombre nace en el estado de inocencia. Su naturaleza original es amor, gracia y pureza. A pesar de todo emigra sin darle importancia, sin siquiera un pensamiento de su antiguo hogar.

¿No es esto más triste que los peces y los pájaros?

A todos nos gustaría reflejar la Luna de la Iluminación. A todos nos gustaría llegar al hogar de la Inocencia. ¿Qué hacemos para conseguirlo? Seguimos el Dharma.

El Buda vio lo ignorante de la vida no iluminada como una condición enferma. Sus Cuatro Nobles Verdades tienen una connotación médica:

Uno, la vida en el Samsara es amarga y dolorosa. Dos, el deseo es la causa de la amargura y del dolor. Tres, hay una cura para esta enfermedad. Cuatro, la cura es seguir el Óctuplo Camino.

Primero, necesitamos reconocer que estamos enfermos. Segundo, necesitamos un diagnóstico. Tercero, necesitamos tener confianza en que lo que marcha mal responderá al tratamiento. Cuarto, necesitamos un régimen terapéutico.

El Samsara es el mundo visto a través del ego. Es un mundo accidentado y enfermo debido al incesante deseo del ego.

Intentar satisfacer las demandas del ego es como intentar nombrar el número más alto. No importa lo grande que sea el número en que pensemos, siempre podremos sumarle uno y obtener un número más grande todavía. No hay forma de llegar al último. Queridos amigos, ¿no es verdad que sin importar el dinero que una persona tenga, siempre piensa que necesita un poco más, que sin importar lo cómoda que sea la casa de una persona, siempre quiere un lugar que sea un poco más palaciego, que sin importar cuántos admiradores tenga, necesita siempre escuchar unos pocos aplausos más? Los esfuerzos constantes dan lugar a una lucha constante.

Y bien, ¿qué tenemos que hacer? Primero debemos comprender que los problemas que el ego crea no pueden solucionarse en el mundo de ilusiones siempre cambiantes del Samsara. ¿Por qué? Porque el ego es en sí mismo cambiante, un ser ficticio que actúa y reacciona en respuesta a las fluctuantes condiciones de la vida - condiciones que nunca pueden ser lo bastante comprendidas.

Es como intentar jugar al fútbol cuando la longitud del campo está en constante cambio; y en vez de un balón en juego, hay veinte; y los jugadores están o bien hablando y dejando de lado el juego o bien durmiendo sobre el césped. Nadie está realmente seguro del juego que se está jugando y todos juegan con reglas diferentes. Entonces, nadie que esperase ser tanto jugador como árbitro podría encontrar placer en semejante juego. Encontraría su vida sobre el campo como un ejercicio sin fin de miedo, confusión, frustración y agotamiento. El Óctuplo Camino guía, delimita, y establece unas normas que son claras. Todo el mundo puede seguirlas.

El primer paso es Correcto Entendimiento.

El Entendimiento requiere tanto el estudio como la consulta con un Maestro. La información que se obtiene solamente a través de la lectura nunca es suficiente. ¿Es el libro preciso? Si lo es, ¿realmente comprendemos lo que leemos? No nos podemos evaluar a nosotros mismos. Piensen en lo que sucedería si los estudiantes idearan sus propios exámenes y también les pusieran la nota. ¡Todo el mundo tendría un sobresaliente! ¿Pero cuántos conocerían realmente la materia?

Muchos estudiantes de Chan leen un libro y entonces, pensando en poner a prueba su comprensión, abordan a sus amigos con argumentos pretenciosos o les agasajan con declaraciones arrogantes. Los profesores dicen de estas discusiones, "En el país de los ciegos el tuerto es el rey."

Un buen profesor es indispensable. Un buen profesor se ocupa de nosotros y determina si comprendemos lo que hemos estudiado.

Si no estamos seguros de un pasaje del libro, no podemos preguntarle al libro. Si no estamos de acuerdo con ciertas opiniones de un profesor, no podemos pasar por alto su enseñanza de la forma en que podemos pasar por alto los párrafos fastidiosos. A menudo es necesario consultar con un buen profesor. No hay substituto para los regulares encuentros cara a cara.

Había una vez un marinero que, estando de permiso, se encontró con la chica de sus sueños. Cayó locamente enamorado de ella. Desdichadamente tenía que regresar a su barco para finalizar los dos años del alistamiento. Así que pensó, "No dejaré que me olvide. Le escribiré todos los días. Aunque mi escritura no sirva para otra cosa, me querrá por mi fidelidad."

Todos los días, dondequiera que estuviese, le escribía; y cuando regresó dos años después, se enteró que aproximadamente a las doscientas cartas, ¡se casó con el cartero! Queridos amigos, no sean como este pobre marinero que confiaba en las palabras escritas para lograr un entendimiento. Encuentren un maestro que se reúna regularmente con ustedes. Ábranle su corazón. Cuanto mejor les conozca, mejor podrá asesorarles e instruirles. El segundo paso es Correcto Pensamiento.

El Correcto Pensamiento requiere que se den cuenta de sus motivaciones. Debemos preguntarnos siempre por qué queremos tener algo o por qué queremos hacer algo, y debemos ser implacables en nuestra pesquisa. Si un amigo quiere comprar algo que no se puede permitir, o hacer algo que sería malo para él, deberíamos darle un buen consejo, advirtiéndole, ayudándole a ver las posibles consecuencias de sus estúpidos deseos. ¿No podemos ser este tipo de amigo con nosotros mismos? ¿No podemos aplicar el sentido común a nuestros propios deseos?

Una investigación cuidadosa iluminará nuestra situación: Al Señor de la Guerra T'ien Chi y al Rey de Ch'i les divertían las carreras de caballos. Regularmente se reunían para ir a montar sus caballos y hacer carreras. Ahora bien, cada uno tenía tres clases de caballos. La tercera clase era el caballo de tiro. Estos son los caballos que tiraban de los carros. Son grandes y fuertes, pero muy lentos.

La segunda clase era el caballo de caballería, estos son los caballos que montan los lanceros, los arqueros y los espadachines. Estos caballos son fuertes y razonablemente rápidos; pero son viejos porque necesitan años de entrenamiento.

La primera clase era el joven pura sangre que montaban los nobles y los altos oficiales. Este tipo de caballo era ligero y muy rápido.

Siempre que el Rey y el Señor de la guerra mantenían una carrera, primero corrían con sus caballos de tercera clase, después con los de segunda, y por último con sus caballos de pura sangre de primera clase.

Ahora bien, el rey que era rico tenía caballos mucho mejores que los del señor de la guerra. Así que naturalmente ganaba todas las carreras.

En su frustración, el señor de la guerra T'ien Chi apeló a Sung Ping, un sabio descendiente de Sun Tzu - Sun Tzu escribió el famoso libro "Arte de la guerra". T'ien Chi le preguntó a Sung Ping, "Aconséjeme por favor. ¿Cómo puedo ganarle al rey?"

El sabio pensó durante un momento. Y entonces dijo, "Señor, le sugiero que cuando el rey saque a competir sus caballos de tercera clase, saque usted los de segunda clase a correr contra ellos. Cuando el rey saque sus caballos de segunda clase, saque usted sus caballos de primera clase; y cuando el rey saque sus caballos de primera clase, saque usted los de tercera clase. Ganará dos de las tres carreras."

La respuesta fue simple, pero ¿por qué no pudo el señor de la guerra figurársela por el mismo? Porque su ego le tenía demasiado involucrado emocionalmente en la carrera. No se distanciaba de la situación y no la miraba objetivamente. No aplicaba el Correcto Pensamiento.

El tercer paso es Correcto Habla.

¿Con cuánta frecuencia ponemos las palabras al servicio del ego? Para sacar algún provecho contamos chismes, o exageramos, o nos olvidamos de contar la historia completa, o insinuamos la posible culpabilidad de otros mientras afirmamos nuestra propia inocencia incuestionable. A veces, solo para ser el centro de atención, muchos de nosotros contamos sórdidas historias o chistes verdes.

Pensamos que las palabras no son acciones, que tienen poco poder y una vida corta, que de algún modo las palabras se evaporan con el aliento de quien las pronuncia. Pero las palabras tienen poder y pueden vivir para siempre; y, además, pueden curar tanto como herir.

Solo el Hablar Correcto nos desalienta de proferir mentiras, insultos, acusaciones, o de fanfarronear sobre nuestros propios logros, y también nos alienta a decir palabras de consuelo, o proferir palabras de perdón, expresar agradecimiento y reconocimiento para los logros de los demás.

Nunca infravaloren el poder de las palabras. Déjenme que les cuente una vieja historia que ilustra su poder:

Era un precioso día de primavera y mucha gente había venido al parque para ver las plantas, la hierba verde, los árboles en flor. Entre la gente que vino había dos mendigos ciegos.

El primer mendigo tenía un cartel que decía, "Soy ciego." La mayoría de la gente pasaba por delante de él y seguía admirando la vista.

El segundo mendigo lo hizo mucho mejor. Casi todos los que pasaban delante de él echaban una moneda en su taza. Algunos, que habían pasado por delante de él sin echarle nada, actualmente regresaron para darle una moneda.

Su cartel decía, "Es mayo, ¡y yo estoy ciego!"

Queridos amigos, cuando estemos decidiendo entre hablar o no hablar, ¡piensen en el ciego que vio la diferencia que puede provocar una frase!

El cuarto paso es Correcta Acción.

La Correcta Acción contiene los Preceptos:

1. El voto budista de no ser violento. Esto no significa que no puedan defender su vida o la de aquellas personas que estén a su cuidado, sino que no pueden comenzar acciones hostiles contra otros.

¿Y qué diríamos si es en contra de nosotros mismos? Nosotros también somos una persona contra la que no se puede cometer acciones hostiles.

La paz no es simplemente la ausencia de la guerra. La ansiedad no es un estado agresivo, pero tampoco es pacífico. Alguien que está en coma no está en guerra, pero tampoco en paz. La paz es un estado que es alcanzado y sostenido deliberadamente.

No es suficiente con limitarse a no ser violentos; debemos actuar para fomentar la armonía, el bienestar, y la buena salud.

Fumar, por ejemplo, es perjudicial no solo para la salud del fumador sino para la salud de todos los que le rodean. En ambos casos, por tanto, el fumar está prohibido por el precepto contra la violencia.

Cuando sea posible, un budista debería abstenerse de comer carne. Digo 'cuando sea posible' porque esta norma no es absoluta. Mucha gente, por ejemplo, vive en las regiones árticas donde no tienen elección y deben comer pescado y otras criaturas marinas. No pueden cultivar jardines en la tundra; y no podemos negar el Dharma a los seres humanos porque su entorno no sea adecuado a las dietas vegetarianas. Pero donde los vegetales son abundantes, no hay razón para comer carne.

En el lado positivo, una dieta vegetariana estimula una buena salud y también por esta razón debe ser seguida.

El ejercicio, particularmente el Tai Ji Quan ó Qi Gong, libera agresividad e ira y también tiene efectos saludables sobre el cuerpo. El Yoga también es muy beneficioso.

2. El voto budista de ser veraz, no solo en la vida social, sino también en la vida de negocios. Todas las formas de fraude y embustes están incluidas en este Precepto. Siempre que sacrificamos la verdad para conseguir algún supuesto beneficio, entramos en un mundo serpentino y complicado:

Había en Tokio dos comerciantes que, tras años de una competitividad llena de engaños y trampas, desconfiaban por completo el uno del otro.

Un día se encontraron en una estación de tren. El primer comerciante preguntó, "¿Adónde vas?" El segundo comerciante pensó durante un momento y respondió, "A Kobe."

El primer comerciante gritó, "¡Mientes! Me has dicho que vas a Kobe porque querías que pensara que ibas a Osaka; pero he hecho averiguaciones y ¡sé que vas a Kobe!" Queridos amigos, este es el final del más pequeño engaño. Nuestra reputación es como la etiqueta de un paquete. Una vez que se nos conoce como mentirosos y tramposos, enviamos nuestras intenciones, sin importar lo inocentes que sean, al lugar de la duda y la desconfianza.

3. El voto budista de no apropiarse de la propiedad ajena. Este es el Precepto contra el robo. Hay quienes piensan que este Precepto implica solo a rateros y carteristas. Puesto que ellos no "rompen las puertas para entrar" o arrancan la cartera de un tirón, piensan que no necesitan preocuparse de este Precepto. Y por esta razón, no les remuerde la conciencia por actos de hurtos insignificantes u otras estafas de la propiedad.

¿Pero qué es una deuda que no se paga? ¿No es esto robar? ¿Qué es tomar prestado algo y no devolverlo? ¿Tampoco esto es robar? ¿Qué es utilizar la propiedad de otras personas y dañarla sin recompensar por el daño? ¿No es esto robar?

A veces actuamos como si tuviéramos derecho de apropiarnos de las pertenencias de una persona porque otra persona se ha apropiado de las nuestras. La Regla de Oro dice que debemos hacer a los demás lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros. No dice que podemos hacerle a los demás, lo que ellos nos han hecho.

Porque disculpamos y disimulamos nuestros propios hurtos, es por lo que no sentimos la necesidad de arrepentirnos de ellos.

Según un viejo proverbio, "El ladrón se arrepiente de ser capturado, no de ser ladrón." Si antes de cometer ningún acto examinamos su moralidad y sus posibles resultados, nunca necesitaremos preocuparnos por la horca.

4. El voto budista de ser sexualmente moral, modesto y responsable. En este Precepto podemos ver lo fácil que es romper todas los demás. Por causa de la lujuria, el hombre robará. Por causa de la lujuria, emborrachará a la mujer que ama y la engañará con falsas promesas. Y cuando él abusa del cuerpo de ella en cualquier forma, ¿no la está dañando?

Y así como condenemos la inmoralidad, estaremos elogiando la moralidad. Mucho honor comporta la persona virtuosa, la persona que es casta en su vida de soltero o fiel a su sagrado voto de matrimonio.

Es por el incumplimiento de la observancia del Precepto de la moralidad por lo que encontramos las mayores hipocresías. ¿Con cuánta frecuencia nos encontramos con un hombre que protege ferozmente a su propia hija, mientras es muy dado a seducir a las hijas de los demás? ¿O aquel que vigila estrictamente a su esposa, mientras seduce a la mujer de otro hombre? Si él asesinara a un hombre que ultraja a su propia mujer e hijas, esperaría que el Tribunal lo viera como una victima y lo absolviera de culpa. Con todo, a pesar de ser el quien corrompió y sedujo, se considera un héroe. ¿No es esta una triste y terrible verdad?

No es fácil para un hombre sobreponerse a la lujuria. Las tentaciones se encuentran en todas partes y en infinidad de variedades. Con todo, si un hombre desviara alguna de las energías que derrocha en sus conquistas sexuales hacia la conquista de su propia lujuria, haría verdaderos progresos espirituales.

Todos los hombres honorables convienen en la intensidad de la lucha. Incluso el Buda dijo, "Si me hubiera encontrado con otro obstáculo tan difícil de superar como el de mi sexualidad, nunca lo hubiera conseguido." El buen humor del Buda y su franqueza auto despreciativa deben darnos aliento.

5. El voto budista de abstenerse de consumir alcohol u otros intoxicantes. Hay quienes dicen, "Un trago de vez en cuando no hace daño a nadie." Pero un bebedor ocasional sigue siendo un bebedor. Es bastante parecido al hecho de estar "un poco embarazada." O hay embarazo o no lo hay.

La descripción "ocasional" es una puerta abierta por la cual un ladrón puede entrar. La puerta de la sobriedad está cerrada o no lo está. La experiencia nos dice que el mejor camino para solventar el problema es evitarlo. La abstención completa es el mejor camino de observar y guardar este Precepto.

El bebedor ocasional puede mantenerse sobrio cuando no le asaltan los problemas; pero tan pronto como se ve sometido a un serio estrés, puede sucumbir fácilmente al callejón sin salida del alcohol. Una vez que uno es atrapado por la bebida, descubre que una copa es demasiado y cien no son suficientes.

El alcohol mitiga nuestras inhibiciones y de este modo podemos satisfacer nuestros egos. Nos permite dejar a un lado las normas del decoro y la decencia, y después echarle la culpa de nuestra falta de conducta a la bebida - pero deberíamos echarnos la culpa a nosotros mismos por haber bebido. Nos decimos, por supuesto, que tomamos esa copa para divertirnos; pero cuando bebemos y se embotan nuestros sentidos, ¿cómo podemos sentir placer? Incluso aunque pudiéramos, ¿qué valor hay en experimentar un placer que no podemos recordar o saborear más tarde?

A menudo encontramos que un hombre intoxicado que comete una acción inmoral se observará más tarde, cuando esté sobrio, con disgusto; pero entonces este mismo hombre usará ese auto-disgusto como una excusa para volver a beber.

Déjenle en cambio que tome conciencia de su verdadera naturaleza, su Glorioso Yo Búdico. Déjenle que aprenda, en lugar de eso, que en sí mismo encontrará la verdad, la paz, la diversión y la libertad. Asegúrenle que si fuera posible cultivar estas cosas en una parra y ponerlas después en una botella, seríamos todos vinateros y borrachines.

Queridos amigos, hay un dicho que dice, "In Vino Veritas" que significa "En el vino hay verdad" siempre que bebamos lo suficiente. Pero la única verdad que siempre encontramos cuando somos demasiado indulgentes con el vino, es que la vida en el Samsara es amarga y dolorosa.

El quinto paso es Correcto Modo de Vida.

Obviamente, si no podemos participar en actividades ilegales para divertirnos, desde luego no podemos participar en ellas para obtener beneficio.

En la India, por ejemplo, tradicionalmente ha existido siempre un sistema de castas. Hay una clase sacerdotal, una clase guerrera, una clase comerciante, y una clase de trabajadores, y, muy por debajo, una casta de intocables o marginados de la sociedad. Una persona se queda en la casta que nace (no tiene derecho a la promoción). No puede ir de trabajo en trabajo avanzando. Sin importar el talento y de lo inteligente que sea, si ha nacido en una familia de granjeros, este es el único trabajo que se le permite hacer. Incluso no se le permite alternar con gente de otra casta. Hoy en día el sistema no es tan rígido, pero en el tiempo del Buda las reglas eran inviolables.

A pesar de esto, el Buda rechazó participar en un sistema tan injusto. El no seguía para nada las reglas. A la gente le gustaba eso de él. Fue un príncipe, pero no discriminaba a los que habían nacido en una casta más baja. Y en efecto, la mayoría de personas con quien se encontró habían nacido en una escala social mucho más baja que él. Cuando eres un príncipe no tienes demasiados superiores en la escala social.

Así que al Buda no le influyó en absoluto la ocupación o posición social de las personas. El Buda, como pueden ver, poseía el "Ojo del Discernimiento". Ninguna trampa piadosa pudo engañarle. Solo tenía que mirar a una persona para ver cómo era de santa. No mucha gente tiene este talento.

Ocurrió que cerca de Shravasti había un marginado llamado Sunita, un hombre tan bajo en la escala social, que no se le permitía trabajar para ganarse la vida. Era un intocable, y nadie se atrevía a romper las reglas de casta para contratarlo. Así que Sunita se ganaba el dinero para comer recogiendo flores en el basurero. Iba cada día al basurero del pueblo y hurgaba entre los ramos de flores secas, buscando una flor ocasional que inexplicablemente lograba seguir fresca mientras todas las demás estaban marchitas. Sunita disponía todas las flores frescas que encontraba en un ramo y lo vendía a la gente que pasaba por el camino.

Había mucha otra gente en Shravasti que era tan pobre como Sunita, pero realmente no había nadie que lo fuera más. Incluso a pesar de su pobreza, Sunita alcanzó la iluminación. Era un hombre amable y cariñoso. No hace falta decir que había escuchado predicar al Buda y fue un creyente devoto.

Un día, en una procesión, el Buda pasó por el camino cercano al basurero donde Sunita estaba buscando entre la basura.

Tan pronto como Sunita vio acercarse a la procesión, se agazapó rápidamente detrás de una piedra. Pero el Buda ya había visto a Sunita, y con su Ojo del Discernimiento lo reconoció como un ser iluminado.

"¡Hola! - le dijo al hombre agazapado - Por favor, levántate y déjame que te vea." Avergonzado, Sunita se puso en pie lentamente, haciendo una reverencia con la cabeza y sus manos juntas en señal de oración ante su cara.

"¿Por qué te has agazapado detrás de la roca? - preguntó el Buda." "Bendito - dijo Sunita - no quería que mi vista ofendiera a sus ojos. Soy indigno de su mirada."

Muchas de las personas que acompañaban al Buda estuvieron de acuerdo. Tiraron de su manga, intentado que se alejara del marginado. "Está sucio - dijeron - ¡Solo es un recogedor de basuras, un intocable!"

"¿Lo es? - dijo el Buda mientras avanzaba a través de un poco de basura para poner el brazo alrededor del hombro de Sunita - ¡Mirad! Lo he tocado, y sigue vivo."

Entonces el Buda le preguntó a Sunita, "Buen Señor, si no tiene demasiado cariño a esta labor, ¿le puedo persuadir de que venga conmigo para ayudarme en mi ministerio? Puedo utilizar un buen trabajador como usted."

Con lágrimas corriendo por su cara, Sunita aceptó. Y se dice que durante el resto de su vida, de acuerdo con los deseos del Buda, Sunita siempre permaneció muy pegado a él, donde el Buda pudiera alargar la mano y tocarlo.

El sexto paso es Correcto Esfuerzo.

Sabemos que la destreza viene con la práctica, pero para practicar las lecciones espirituales que hemos aprendido, no necesitamos encontrar oportunidades. En Chan debemos darnos cuenta de que cada respiración que hacemos nos proporciona una oportunidad para practicar.

La gente piensa que el mundo le molesta. No comprenden que son los porteros de sus propias mentes, que pueden fácilmente cerrar y bloquear las puertas de sus mentes. Si la gente les molesta, es porque el portero ha dejado la puerta abierta.

Hay gente que no pudiendo controlar su propia mente se esfuerza sin embargo en controlar la mente de los demás. Encuentran menos desalentador intentar dirigir los pensamientos de cientos de personas que dirigir los suyos propios. Esta situación es la que el Buda tenía en mente cuando dijo que el hombre que conquista a diez mil hombres en batalla, no es un héroe tan grande como aquel que se conquista a sí mismo.

Todos los días, en todas nuestras acciones, debemos actuar para avanzar en nuestra meta de iluminación y conocimiento personal. Si tenemos conocidos cuya compañía nos puede conducir fácilmente al error, deberíamos evitar relacionarnos con estos conocidos. Si no tenemos suficiente tiempo para meditar porque estamos muy ocupados en clubes, entretenimientos y deportes, deberíamos suprimir estas actividades.

Hace falta esfuerzo consciente para obtener la tranquilidad Chan. La calma espiritual se logra mediante la práctica. Un hombre muy sabio apuntó una vez que la mente del verdadero Hombre del Chan no puede ser apenada o intimidada porque, ya sea en los buenos o en los malos tiempos, simplemente continua en su propia paz constante, como un reloj haciendo tictac en una tormenta. Me gusta eso. Todos deberíamos intentar ser como relojes que incluso en una tormenta siguen haciendo tictac.

El séptimo paso es Correcta Atención.

Además de mantener nuestras mentes enfocadas en nuestro mantra, siempre que nos hallamos comprometido a seguir este método, y observar los pensamientos disciplinados necesarios para discriminar lo real de lo falso si hubiéramos escogido este método, también debemos seguir siendo conscientes de las causas y de los efectos de todas nuestras acciones. Queridos amigos, no debemos permitir nunca que pase un día sin cuestionar nuestra conducta. ¿Hemos hecho todo lo que hemos podido para ser amables y serviciales con los demás, y lograr que se sientan cómodos? ¿Hemos actuado de forma contraria al Buda Dharma? ¿Hemos sido mezquinos o tacaños? ¿Orgullosos o perezosos? ¿Glotones o codiciosos? ¿Envidiosos o irascibles? ¿Nos hemos manchado a nosotros mismos o a los demás con pensamientos, palabras o acciones lascivas?

No es fácil ver nuestras propias faltas. A veces tenemos que esforzarnos en detectarlas si no podemos ver ninguna.

Por la noche, si nos encontramos en una habitación brillantemente iluminada e intentamos mirar por la ventana el oscuro paisaje, todo lo que veremos será nuestro reflejo en el espejo. No veremos nada que no conociéramos antes - nuestra imagen y la de ese pequeño espacio en el que estamos encerrados. Si queremos ver más allá de nosotros mismos, tenemos que apagar las luces. Tenemos que reducir la intensidad de nuestros egos o cortarlos por completo. Solo entonces podremos ver a través del cristal.

El octavo paso es Correcta Meditación.

1. El Hua Tou
Si un hombre desea ser feliz durante una hora, que tome una buena comida;
Si desea ser feliz durante un año, que se case;
Si desea ser feliz durante una vida, que cultive un jardín;
Si desea ser feliz por la eternidad, que examine un Hua Tou.

¿Qué es entonces un Hua Tou?

Hua Tou significa "palabra de cabeza", y podemos contrastar Hua Tou con Hua Wai que significa "palabra de cola". Si un perro caminara por delante de nosotros, antes de ver el cuerpo del perro veríamos su cabeza; y después de ver el cuerpo veríamos su cola. Hasta aquí, todo bien. De este modo, la palabra de cabeza o Hua Tou es el punto en el que se origina nuestro pensamiento - el punto antes de que entre en el "cuerpo" de la ego-conciencia. La cola es el pensamiento subsecuente. Nos detendremos en la palabra de cola más tarde.

En la antigüedad se consideraba suficiente el apuntar a la mente calma para realizar la Naturaleza búdica. Bodhidharma habló de "calmar la mente" y el Sexto Patriarca sobre "darse cuenta de la Naturaleza del Yo". Ambos defendían un simple reconocimiento del verdadero estado inmaculado de pureza de la mente. Pero apuntar no era tan sencillo como sonaba.

A medida que pasaron los años y el Chan se hizo popular, personas con distintos grados de habilidad se vieron atraídos por él. Muchos practicantes proclamaron haber encontrado caminos fáciles para alcanzar exaltados estados de iluminación. Alardeaban de poseer las preciosas joyas del Dharma, pero las joyas que describían simplemente las habían visto en posesión de otros.

Los verdaderos maestros Chan podían, por supuesto, ver correctamente estas falsas proclamas; pero los principiantes no siempre podían distinguir una verdad de una mentira. Los maestros, preocupados por los efectos desconcertantes que esta incorrecta información estaba teniendo sobre los nuevos practicantes, decidieron idear métodos para autentificar y estandarizar logros.

Uno de los métodos que idearon fue el Hua Tou.

Así que, ¿qué es un Hua Tou? Es una pregunta diseñada para concentrar nuestros pensamientos en un único punto, un punto que existe en la "cabeza" de la Mente Original, un punto inmediatamente anterior a que el pensamiento entre en nuestro ego conciencia. Es un pensamiento "fuente".

Vamos a examinar el Hua Tou, "¿Quién es lo que ahora repite el nombre de Buda?" De todas las preguntas Hua Tou, esta es la más poderosa. Ahora bien, este Hua Tou puede explicarse de muchas formas distintas, pero todas ellas apuntan a una cuestión básica, "¿Quién soy yo?" Sin importar cómo sea planteada la pregunta, la respuesta debe encontrarse en el mismo lugar en que se origina: en la fuente, el Yo Búdico. El ego no puede responderla. Obviamente, las respuestas rápidas y fáciles no valen para nada. Cuando preguntamos, "¿Quién es lo que ahora repite el nombre de Buda?" no podemos replicar, "¡Es yo, el Yo Búdico!" y que la respuesta quede así. Por esto debemos preguntar entonces, "¿Quién es este yo?" Continuamos nuestras interrogaciones y nuestras confrontaciones. Una guerra civil tiene lugar en nuestra mente. El ego combate al ego. A veces el ego gana y a veces el ego pierde. Combatimos sin parar. ¿Qué es lo hace a mi mente consciente de ser yo? Por cierto, ¿qué es mi mente? ¿Qué es la consciencia?

Nuestras preguntas se hacen más y más sutiles y pronto comienzan a obsesionarnos. ¿Quién soy yo? ¿Cómo sé quién soy? Estas preguntas dan vueltas y vueltas en nuestras cabezas como boxeadores cansados y hambrientos. A veces, podemos querer dejar de pensar en el Hua Tou, pero nos damos cuenta de que no podemos quitárnoslo de la cabeza. No sonará la campana y nos dejará descansar. Si no os gustan las metáforas pugilísticas podéis decir que el Hau Tou comienza a atraparnos como una melodía que no podemos dejar de canturrear. Así que ahí estamos - siempre luchando, siempre practicando. No hace falta decir que, un Hua Tou nunca debería degenerar en una expresión vacía. Mucha gente cree que puede hacer sombra con su Hua Tou e incluso experimentar el movimiento del combate. Mientras sus mentes están en otro lugar, sus labios dicen, "¿Quién está repitiendo el nombre de Buda? ¿Quién está repitiendo el nombre de Buda? ¿Quién está repitiendo el nombre de Buda?" Esta es la forma de los loros pendencieros, no de los practicantes Chan.

El Hua Tou tiene un significado. Es una pregunta que tiene una respuesta y debemos estar decididos a encontrarla.

Me doy cuenta de que "¿Quién soy yo?" suena como una pregunta simple, uno podría responder la pregunta sin dificultad. Pero no es una pregunta fácil de responder. Con frecuencia es extremadamente enigmática.

De hecho, mucha gente llega a un punto en la vida en que, a parte de cualquier técnica Chan, se comienza a preguntar quién es en realidad.

Vamos a considerar, por ejemplo, a una mujer de mediana edad que ha alcanzado el punto donde ya no está segura de quién es. Tiene lo que los psicólogos modernos llaman "una crisis de identidad". Quizás sus hijos han crecido y se han mudado de casa, y su marido ya no la encuentra atractiva. Está deprimida y confusa.

De repente se da cuenta de que toda su vida se ha identificado a sí misma en términos de su relación con otras personas. Ella ha sido siempre la hija, la hermana, la empleada, la amiga, la mujer, o la madre de alguien. Esta mujer comienza ahora a querer saber, ¿Quién soy yo cuando no soy la hija, la esposa, la madre, etc. de alguien? ¿Quién soy yo realmente?

Quizás repase su vida y vea que cuando prestaba atención a las necesidades de una persona, no estaba disponible para satisfacer las necesidades de los demás. Y que aquellos que se sentían desatendidos por ella, la criticaban, mientras que los que recibían su ayuda, simplemente la aceptaban como si de algún modo tuviesen derecho a ella. Ser criticada por una parte, y no apreciada como era debido por la otra, le causó mucho sufrimiento. Y aún peor, se puede dar que satisfaciendo las demandas de estas relaciones sociales externas, descuidó las necesidades de su vida espiritual interior. Ahora se siente vacía espiritualmente y quiere saber por qué dio tanto de sí misma a los demás, por qué no dejó nada para su Yo Búdico.

Pero un lazo mantiene las dos partes juntas. No es una ligadura sin retorno. ¿No es porque deseamos ser queridos o respetados, temidos o admirados, por lo que permitimos o fomentamos estas ataduras? ¿No son nuestros deseos de personas, lugares, y cosas de la existencia samsárica los que a la larga nos causan amargura y dolor? Claro que sí. Había una vez un hombre que trabajaba en una tienda de comestibles. Todos los días solía robar comida y llevarla a casa para su familia. Su mujer e hijos crecieron fuertes y sanos, y utilizaba el dinero que habría que tenido que gastar en comida en comprar ropa y otros objetos. Le dijeron que era el mejor marido y padre que nadie podía tener. Pronto, el hermano del hombre, viendo esta prosperidad, le pidió que robara comida también para él; y el hombre accedió. Su hermano le adoraba. "Eres el mejor hermano que un hombre puede tener - decía."

Luego, un amable vecino que estaba atravesando problemas económicos le rogó que le ayudara; y el hombre robó más comida aún. Su vecino estaba muy agradecido, "Eres el mejor amigo que un hombre puede tener -decía."

El hombre se sentía importante y apreciado. En su deseo de ser querido y respetado, no se dio cuenta de que se había convertido en un vulgar ladrón.

Poco tiempo después fue atrapado, culpado, y condenado por sus robos. Fue sentenciado a pasar años en la cárcel.

¿Cuántas de las personas a las que había ayudado se ofrecieron a ocupar su lugar en la cárcel aunque solo fuera por una noche de su condena? Ninguna. ¿Cuántos se ofrecieron a restituir al menos la mitad de lo que les había proporcionado? Ninguno.

Tristemente el hombre se dio cuenta de que su familia se sentía molesta de admitir que había tenido relación con un ladrón. Tristemente el hombre se dio cuenta de que sus amigos expresaban lo aliviado que estaba el vecindario con un tipo tan vil entre rejas. Y de este modo, cuando nos preguntamos realmente quiénes somos, debemos reflexionar sobre los estúpidos deseos de nuestro ego y los patéticos caminos en que se humillará por afecto.

Cuando preguntamos, "¿Quién soy yo?", debemos preguntarnos también si nos identificamos a nosotros mismos en términos de nuestra riqueza o posición social. ¿Qué sucedería si perdiésemos nuestro dinero o fuéramos expulsados de la sociedad debido a un defecto en nuestro pedigrí? ¿Somos nuestras cuentas bancarias, nuestro círculo social o nuestro linaje?

¿Qué hay acerca de nuestros trabajos? ¿Somos nuestras ocupaciones? Si un músico se lesiona la mano y ya no puede seguir tocando su instrumento, ¿deja de existir? ¿Se ve privado de su humanidad por el hecho de verse privado de su identidad como músico?

¿Nos identificamos a nosotros mismos en términos de nuestras nacionalidades, nuestras ciudades, nuestros vecindarios, el lenguaje que hablamos o los deportes que practicamos?

¿Perdemos parte de nosotros mismos si nos trasladamos a una nueva localidad?

¿Somos nuestros cuerpos? Si un hombre tiene cabeza, tronco, y cuatro extremidades, ¿qué ocurriría si perdiera dos extremidades? ¿Solo es las dos terceras partes de un hombre? Pensad en lo estúpido que sería si él y su hermano tuvieran que repartir equitativamente una herencia, y su hermano dice que como le falta un brazo y una pierna, ¡solo tiene derecho a las dos terceras partes de su herencia!

¿Podemos definirnos como nuestros egos, nuestro sentido consciente de "yo", "mí" ó "mío"? ¿Qué sucede cuando dormimos? ¿Dejamos de existir? ¿Qué sucede cuando nuestra atención está completamente centrada en un problema, o un drama, o en alguna música maravillosa? ¿Que sucede cuando meditamos y perdemos completamente nuestro sentido de la yo-idad? ¿Los santos que alcanzan un estado de no-yo dejan de existir? Y Shakyamuni Buda, que estaba tan desprovisto de la personalidad de Siddharta que sólo podía llamarse "Tathagata" - la Realidad como Tal o la Talidad de la Realidad, Sí Mismo - ¿dejó de existir ya que no tenía naturaleza egótica?

Al intentar responder al Hua Tou, "¿Quién soy yo?" o "¿Quién repite el nombre de Buda?", debemos examinar nuestras identidades ilusorias, nuestras cambiantes y condicionales identidades samsáricas.

Queridos amigos, ¡rompan las viejas ataduras! ¡Disuelvan las auto-imágenes llenas de orgullo y las relaciones especiales, y creen en su lugar humildes y genéricas variedades! No pidan amigos. Intenten simplemente ser alguien amable, alguien que respeta a toda la gente y la trata con toda bondad y consideración.

No se limiten solo a un cariño filial hacia sus padres, sean solícitos hacia todas las personas mayores, etc.

Una vez que nos desapegamos de las relaciones emotivas específicas y nos extendemos hacia toda la humanidad, comienza a emerger una nueva fuerza del carácter.

El Hua Tou, "¿Quién soy yo?" es una Espada Vajra que, cuando es empuñada adecuadamente, cortará el molesto ego.

Un Hua Wei, o palabra de cola, sigue la pista de un pensamiento hasta su origen. Esto también puede ser muy útil. Por ejemplo, un niño en compañía de sus amigos le hace a su padre una pregunta, dice, "¿Podemos ir a la playa este fin de semana?" y su padre contesta de modo áspero, "¡No me molestes!" y aparta al niño de un empujón haciéndole sentir pena y dolor por el rechazo.

Esa respuesta puede ser un Hua Wei. El hombre debe preguntarse, ¿por qué he respondido a mi hijo de esta manera? ¿Por qué me trastorné de repente? Sabe que antes de que su hijo se le acercara, estaba de buen humor. ¿Qué había en la pregunta que le trastornó?

Comienza a seguirle la pista a cada una de las palabras. ¿Fue la expresión 'fin de semana'? ¿Qué asocia con esta palabra? Si no puede encontrar nada, prueba con la palabra "playa". Comienza a recordar sus experiencias en la playa. Piensa en muchos acontecimientos y de repente recordará lo que le perturba. No quiere pensar en ello, pero la disciplina Hua Wei requiere que examine este hecho. ¿Por qué le perturba el recuerdo? ¿Qué hay tan desagradable en él? Continua investigando este suceso hasta que llega a la causa raíz de su dolor.

Queridos amigos, esa causa raíz seguramente le causará daño a su orgullo y a su auto-estima. Y de este modo el hombre recuerda y, de alguna forma, revive la experiencia, solo ahora puede verla desde una perspectiva diferente, más natural. Quizás esa amarga experiencia implique en realidad malos tratos que recibió ¡de su propio padre! De todas formas, seguramente verá que ha transferido el dolor de su experiencia infantil en la playa a su inocente hijo. Debido a esto, intentará compensar su cruel desaire, y de esta forma, su carácter crecerá.

Sucede ocasionalmente que si el hombre se concentra lo suficiente en el Hua Wei, el perro podría morder su propia cola; y puede en realidad ir de la cola a la cabeza de un trago. A veces un Hua Tou funciona como una instrucción, una clase de guía que nos ayuda a enfrentarnos con los problemas de la vida. Ya que un Hua Tou nos sostiene y nos dirige cuando viajamos por la difícil carretera hacia la iluminación.

¿Saben? Hace tiempo el Maestro Chan Hui Jue de la Montaña Lang Ye tenía una discípula que vino a él por instrucción. El maestro le dio el Hua Tou, "Déjalo ser". Le dijo que si utilizaba fielmente este Hua Tou como si fuera una guadaña, podría cortar las ilusiones y cosechar la iluminación.

La mujer tuvo fe en su maestro y, estando anclada en su determinación de obtener éxito, afiló y mantuvo este Hua Tou, Déjalo ser. ¿Dejar ser el qué? ¿Quién lo deja ser? ¿Qué es ser? Afilaba la hoja sin parar. Su casa se quemó y cuando la gente vino corriendo a decírselo, se encontraba tranquilamente con los ojos cerrados y susurrando, "Déjalo ser." Su hijo se ahogó y cuando la gente vino corriendo a decírselo, se encontraba tranquilamente con los ojos cerrados y susurrando, "Déjalo ser."

Un día comenzó a preparar buñuelos para cenar. Tenía lista la pastaba y el aceite estaba caliente. Entonces, cuando echó un poco de pasta en el aceite caliente, crepitó. Y este pequeño chisporroteo reverberó en su mente, y ¡alcanzó la iluminación! Al momento tiró la sartén con el aceite caliente al suelo y comenzó a brincar dando palmadas y riendo sin parar. Su marido naturalmente pensó que se había vuelto loca. "¡Que desastre! - gritó - ¿Qué haré?" Y su mujer se volvió hacia él y le dijo, "Déjalo ser. Tan solo déjalo ser." Entonces fue al Maestro Hui Jue y comprobó que en efecto había cosechado la Fruta Santa. Mantengan la mente en su Hua Tou siempre que estén haciendo cualquier cosa que no requiera toda su atención. Naturalmente, si están pilotando un avión no se pondrán a pensar en su Hua Tou. Descubrir si un perro tiene o no la Naturaleza búdica no les será de mucha utilidad si estrellan su avión. Conducir un automóvil también es algo que requiere toda su atención. No pueden cometer el riesgo de matar los pequeños 'yoes' de otra gente solamente porque estén intentando despachar el suyo propio.

Pero hay muchas ocasiones durante el día en las que pueden trabajar con seguridad en su Hua Tou. Normalmente intentamos llenar ese tiempo con actividades frívolas. Practicamos juegos tontos, hacemos puzzles, escuchamos la radio o vemos algún evento deportivo. Estas son las ocasiones en que deberíamos volcar nuestra mente en nuestro Hua Tou. Uno nunca puede decir cuando llegará el momento mágico.

En China llamamos a un trozo de carne "carne pura". No está mezclada con otros ingredientes como, por ejemplo, lo está una salchicha. A veces "carne pura" significa el mejor trozo de carne. La gente siempre le dice al carnicero que eso es lo que quiere. Carne pura o selecta.

Hubo una vez un hombre que estaba teniendo en cuenta el Hua Tou, "¿Quién tiene Naturaleza búdica?" Todos los días pasaba por delante de una carnicería en su camino al trabajo. Siempre escuchaba a la gente pidiendo a voces "carne pura" pero nunca prestó mucha atención.

Un día una mujer estaba comprando carne y, de acuerdo a la costumbre, insistió en que el carnicero solo le diera carne pura. Esto es lo que gritó. "Deme solo carne pura." Su incisiva insistencia irritó al carnicero y gritó, "¿Qué pieza no es pura?" El hombre escuchó este grito de enfado y realizó de repente que toda la carne es carne pura, eso es decir, todo el mundo contiene la pura Naturaleza búdica. ¿Quién tiene Naturaleza búdica? ¡Ah! ¿Quién no tiene Naturaleza búdica?

¡El hombre alcanzó la iluminación en ese instante! Se excitó tanto que botó, saltó y siguió diciendo, "¿Qué pieza no es pura? ¡Ah, ah! ¿Qué pieza no es pura?", una y otra vez. "¿Qué pieza no es pura?" A esta locura la llamamos Enfermedad Chan. No dura mucho tiempo, puede que solo unos pocos días antes de que la víctima se calme; pero es una maravillosa enfermedad. Afortunadamente, no hay medicina que la cure.

Un monje le preguntó una vez al Maestro Zhao Zhou, "¿Qué sucede cuando finalmente una persona alcanza el estado no sensorial?". El Maestro Zhao Zhou respondió, "Lo asienta." El monje no comprendió. Así que este dilema se convirtió en su Hua Tou. "¿Cómo puede uno asentar la ausencia de algo?" Trabajó sobre esto una y otra vez y siguió sin poder comprenderlo. Así que regresó al Maestro Zhao Zhou y preguntó, "¿Cómo puede uno asentar la ausencia de algo?" El Maestro Zhao Zhou respondió simplemente, "Lo que no puedas asentar, llévatelo." Inmediatamente el monje obtuvo la iluminación.

Como pueden ver, el Maestro Zhao Zhou sabía que la única cosa que no podemos asentar es nuestro Yo Búdico. Esto, y solo esto, es todo lo que verdaderamente podemos llevar con nosotros. Nadie puede decir, "Estoy iluminado" porque la experiencia de la iluminación es precisamente una experiencia de no-ego. El ego se extingue y el puro Yo Búdico es experimentado. No hay "yo" en aquel que puede proclamar que está iluminado. Esta es la experiencia más tónica y saludable. Alguien que sufra de una enfermedad del ego debería intentar administrase una dosis de iluminación. La cura es permanente.

2. Meditación en el sonido

Antes de comenzar esta instrucción, creo que es importante comprender la diferencia entre Huésped e Invitado.

En el Sutra Surangama, Arya Ajnatakaundinya pregunta, "¿Cuál es la diferencia entre permanente y transitorio?" Responde poniendo de ejemplo al viajero que se detiene en una posada. El viajero cena, duerme, y después continua su camino. No se queda en la posada, paga su cuenta y se marcha, continuando su camino. Pero, ¿qué pasa con el posadero? El no va a ninguna parte. Sigue residiendo en la posada porque es ahí donde vive.

"Por lo tanto digo que, lo transitorio es el invitado y el posadero es el huésped", dijo Arya Ajnatakaundinya.

Y de ese modo identificamos a la miríada de pensamientos del ego que se levantan y caen en el flujo de conciencia como transitorios, viajeros que vienen y van, y que no deberían ser retenidos con investigaciones discursivas. Nuestro Yo Búdico es el huésped que permite a los viajeros pasar sin estorbar. Un buen huésped no detiene a sus invitados con charla ociosa cuando están listos para partir.

Por lo tanto, así como el huésped no lía el petate y se va con sus invitados, nosotros no deberíamos seguir nuestros pensamientos transitorios. Deberíamos simplemente dejarlos pasar, sin obstáculos.

Mucha gente se esfuerza en vaciar su mente de todo pensamiento. Esta es su práctica de meditación. Intentan no pensar. Piensan una y otra vez, "No pensaré." Esta es una técnica muy difícil y no es recomendada para principiantes. Realimente, el estado de "no-mente" que buscan es un estado espiritual avanzado. Hay muchos estados espirituales que deben precederle.

El progreso en Chan es bastante parecido a intentar escalar una montaña alta. Comenzamos abajo del todo. ¿Cuál es nuestro destino? No es la cima sino simplemente nuestro campo base, Campo 1, o la primera parada. Después de haber descansado allí, continuaremos nuestro ascenso. Pero, otra vez, nuestro destino no es la cima, sino sencillamente el Campo 2 o la segunda parada. Solamente alcanzamos la cima desde nuestro Campo final o nuestra parada final.

Desde luego nadie sueña con intentar escalar el Monte Everest en un ascenso rápido. ¡Y la cima del Chan es más alta que la del Everest! A pesar de todo, en el Chan todo el mundo quiere empezar por el final. Nadie quiere empezar en el comienzo. Si los principiantes pudieran tomar un avión hasta la cumbre querrían hacerlo, pero esto no sería ser escalador, ¿no es cierto? El entusiasmo por el logro es lo que le hace a la gente intentar tomar atajos. Pero el viaje es el verdadero logro.

Un método mejor que intentar deliberadamente poner la mente en blanco mediante la prevención del surgimiento del pensamiento, es meditar en el sonido. En este método nos sentamos en calma y cuando escuchamos un sonido le dejamos, por así decirlo, entrar por una oreja y salir por la otra. Somos como buenos posaderos que no retienen a los invitados-pensamientos con charlas discursivas. Si escuchamos el claxon de un coche, sencillamente guardamos el ruido sin decirnos, "¡Este claxon parece el del Bentley del Sr. Wang! ¡Supongo que se va!" O si escuchamos afuera el grito de un niño, simplemente dejamos que el grito pase por nuestra mente sin decir, "¡Oh, este niño ruidoso! Desearía que su madre le enseñara mejores modales."

¿Saben?, en algunos estilos de Chan, es tradición golpear a alguien con un palo si comienza a mostrar signos de somnolencia. De un lado a otro de los pasillos hay alguien que patrulla con un palo. A nadie se le permite moverse o hacer ruidos al respirar o, ¡no lo quiera dios!, hacer gestos de somnolencia. ¡El compañero del palo le golpeará! Esto es estúpido y, en verdad, viola el Quinto Precepto de no-violencia.

¿Qué debemos hacer con una monja o sacerdote ancianos que comienzan a dormirse en la Sala de Meditación? ¿Deberíamos golpearles con un palo? ¿Estamos confundiendo pereza con somnolencia? Quizás la persona somnolienta se ha pasado la noche atendiendo a los enfermos. ¿Deberíamos castigarle si, en su agotamiento, comienza a dejarse llevar por el sueño? No. Deberíamos ofrecerle un té fuerte. Si quiere reanimarse, se toma el té. Pero si se toma un pequeño sueño deberíamos dejarle descansar. Quizás el ruido en la respiración de una persona, o el desasosiego, sean en realidad el síntoma de una enfermedad. ¿Deberíamos castigar a una persona enferma y aumentar su malestar? No. Este no es el camino Chan.

¿Qué deberíamos hacer una vez, por supuesto, que estemos seguros de que su ruido no viene de la fatiga o la enfermedad? Deberíamos utilizar el sonido de su respiración o sus movimientos como utilizamos el sonido del claxon de un coche o el grito de un niño. Deberíamos registrar el ruido sin pensar para nada en él. No deberíamos permitir que nuestro ego se implique en el ruido. Dejarlo pasar a través de nuestras mentes libres, como un invitado en una posada. Un invitado entra y se marcha. No hurgamos en las pertenencias del invitado. No le detenemos con chismes o con una charla insustancial. El Buda le pidió una vez a Manjushri que escogiera entre los distintos métodos de alcanzar la iluminación. "¿Cuál es el mejor?" preguntó. Manjushri escogió sin dudar el método del Bodhisattva Avalokiteshvara de utilizar la facultad de respirar como el mejor.

Recuerden siempre que cuando se medita sobre el sonido es esencial eliminar el ego del proceso de escuchar, y dejar al no-crítico Yo Búdico registrar el sonido que entra por nuestras orejas. Allá donde lo hagamos, hacemos de ese un lugar un Bodhimandala, un lugar sagrado en el que se puede conseguir la iluminación.

No necesitamos estar en una sala de meditación para practicar esta técnica. Todos los días, en nuestras actividades ordinarias, dondequiera que estemos, podemos practicarla. No deberíamos intentar limitar nuestra práctica del Chan a aquellas ocasiones en que estemos en una Sala de Meditación Chan. De hecho, la función de una sala de meditación es simplemente la de proporcionar un lugar de distracción mínima para la gente que tienen dificultad en mantener su atención centrada en lo que está haciendo.

A veces a la gente le gusta ir a las salas de meditación porque necesitan ser forzados a meditar. No les gusta practicar en sus casas solos. ¿Por qué debería una persona estar obligada a tener una experiencia bonita? ¡Qué estupidez!

A veces la gente va a las salas de meditación porque quieren encontrarse allí con los amigos. Es un mal uso del Chan. Es convertir al Chan de un Camino a la Iluminación a solo otro camino samsárico sin salida; ¿y no es eso una lástima?

3. Meditación sobre un objeto específico

A veces un invitado no es transitorio. A veces un invitado viene a la posada con la intención de quedarse por un tiempo. Bueno, entonces el posadero debe brindarle una atención especial.

El posadero no investiga al invitado-objeto antes de dejarle que firme el registro. Es otra manera de decir que antes de sentarse a meditar no vamos y estudiamos el objeto sobre el que meditaremos.

Supongan que escogemos como objeto una rosa. Este es un objeto particularmente agradable para la meditación Chan ya que, después de todo, las rosas son uno de los regalos de China al mundo de la horticultura.

Una rosa puede abordar a nuestros sentidos de muchas formas.

Después de haber logrado calma y de haber regulado nuestra respiración, comenzamos por cerrar nuestros ojos suavemente e intentamos construir una rosa en nuestra mente. No nos permitimos divagar en recuerdos personales sobre rosas.

Vemos un tallo - cómo es de largo, de grueso, de verde, y demás. Vemos espinas, sus formas, sus puntas, su disposición en el tallo. De nuevo, no divagamos pensando en ocasiones específicas en que nos pinchamos con espinas. Quizás cautelosamente sentimos la espina, pero solo en nuestra mente. Después vamos a las diversas partes de la flor. Dependiendo de nuestro conocimiento de botánica ensamblamos la flor... pistilo, estambre, pétalos y demás. Los pétalos son tan suaves. ¿De qué color son? El polen es tan amarillo y polvoriento. Vemos el polvo amarillo cerca de los pétalos. Una rosa tiene fragancia. ¿Cuál es el perfume específico de nuestra rosa? Incluso comenzamos a olerla.

Así es cómo se medita sobre una rosa o sobre cualquier otro objeto. Recuerden, nunca nos permitimos divagar sobre "Las rosas que he conocido..." o situaciones del pasado cuando dimos o recibimos rosas. ¡No pensad en nada! Solo nos hacemos conscientes de una rosa en todas sus partes y sensaciones.

Pronto la rosa brillará en nuestra mente. La rosa será de una belleza tan exquisita que sabremos que hemos visto la propia Rosa Ideal del Cielo. Después, podemos chillar con placer. No se le permite a mucha gente ver uno de los tesoros del Cielo.

4. Meditación sobre el nombre del Buda

En el Budismo Mahayama, el Buda Amitabha, el Buda del Oeste, es muy importante. Los chinos pronuncian Amitabha como Amitoforo. Y de ese modo, repetir el nombre Amitoforo es una práctica excelente.

Primero, ponemos nuestra mente en una imagen del Buda Amitabha. Debemos confesarle nuestra gran deuda. ¿No brotó el Bodhisattva Avalokitesvara-Guan Yin de su frente? ¿Dónde estaría la meditación Mahayana sin nuestro querido Guan Yin? Así que mantenemos al Buda en nuestra mente cuando repetimos su nombre sagrado. ¿Cuál es la forma errónea de repetir el nombre del Buda? Es fácil de describir. Pensad en una persona enferma a la que se le da un frasco de pastillas de penicilina. Pensad en él sentado y sosteniendo el frasco cerrado repitiendo "penicilina, penicilina, penicilina". ¿Lo curará? No. Debe tomar la penicilina. La debe tragar y asimilar. Simplemente repitiendo el nombre de la medicina no le curará.

 
Última modificación: December 03, 2004
Orden Hsu Yun del Budismo Zen
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