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Las Enseñanzas Zen del Maestro Xu Yun
Traducido por Shi Chuan Fa y < Rev. Yin Zhi Shakya
Capítulo 10 - Pang el Seglar A veces la gente normal tiene la idea de que el significado del Chan es tan profundo que, posiblemente, solo los hombres y mujeres que han sido ordenados en el Dharma pueden profundizar en él. Pero esto no es así. En realidad los sacerdotes sentimos a menudo que estamos más allá de nuestro alcance. Y siempre, mientras chapoteamos en el agua intentando mantenernos a flote en nuestros bonitos uniformes, viene un civil que pasa como relámpago por nuestro lado, nadando como un campeón Olímpico. Un civil como este, fue Pang el Seglar, él habría ganado la medalla de oro del Chan. Ha sido un héroe no solo para cientos de seglares dignos, sino también, lo confieso, para cada sacerdote que alguna vez haya estudiado su estilo triunfal. Pang el Seglar vivió durante la segunda mitad del siglo ocho, una edad dorada del Chan. Era un hombre culto y de familia - tenía una mujer, un hijo y una hija - y estaba bastante sobrado económicamente como para poder dedicar su tiempo a los estudios budistas. Tenía la idea de que una persona necesitaba soledad para meditar y estudiar el Dharma, así que se construyó un pequeño monasterio de una habitación cerca de la casa familiar. Iba allí todos los días a estudiar y practicar. Sus hijos y su mujer también estudiaban el Dharma; pero permanecían en la casa familiar, llevando sus negocios y haciendo sus cosas, incorporando el Budismo a su vida diaria. Pang el Seglar se sumergió en los sutras y un día se encontró que él también estaba fuera de su alcance. No había aprendido a nadar todavía. Ese día, se marchó enfadado de su cabaña-monasterio y, en humilde frustración se quejó a su mujer, "¡Difícil! ¡Difícil! ¡Difícil! ¡Intentar comprender tantos hechos es como intentar guardar semillas de sésamo en las hojas de la copa de un árbol!" Su mujer respondió, "¡Fácil! ¡Fácil! ¡Fácil! Has estado estudiando palabras, pero yo estudio la hierba y encuentro al Yo Búdico reflejado en cada gota de rocío." Entonces, la hija de Pang el Seglar, Ling Zhao, estaba escuchando este chapoteo verbal, así se fue nadando. "¡Dos viejos - dijo - charlando estúpidamente!" "¡Un momento! -gritó Pang el Seglar- Si eres tan lista, cuéntanos tu método." Ling Zhao regresó hasta donde estaban sus padres y dijo gentilmente, "No es difícil y no es fácil. Cuando tengo hambre, como. Cuando estoy cansada, duermo." Ling Zhao había dominado el Chan Natural. Pang el Seglar aprendió mucho ese día. Aprendió tanto que apartó sus libros, cerró su pequeña cabaña-monasterio, y decidió visitar a diferentes maestros Chan para probar su comprensión. Seguía sin poder competir con su propia hija, pero había hecho un gran progreso y se estaba haciendo bastante bueno. Finalmente llegó a la Montaña Nan Yueh donde el Maestro Shi Tou tenía un refugio monástico. Pang el Seglar fue directamente al maestro y le preguntó, "¿Dónde puedo encontrar a un hombre que no esté apegado a las cosas materiales?" El Maestro Shi Tou alzó lentamente sus manos y cerró la boca de Pang. En este gesto, el Chan de Pang se hizo verdaderamente más profundo. Se quedó en Nan Yueh muchos meses. Todos los monjes que allí había le observaban y se hicieron bastante curiosos hacia su Chan Natural, su perfecta ecuanimidad. Incluso el Maestro Shi Tou fue movido a preguntarle cuál era su secreto. "Todo el mundo se maravilla con sus métodos, dijo Shi Tou, dígame, ¿tiene poderes especiales?" Pang el Seglar sonrió y dijo, "No, no tengo poderes especiales. Mi día está lleno de actividades humildes y solo mantengo mi mente en armonía con mis tareas. Acepto lo que viene sin deseo o aversión. Cuando me encuentro con otra gente, mantengo una actitud no crítica, nunca admiro, nunca censuro. Para mí, lo rojo es rojo y no carmesí o escarlata. Así que, ¿qué maravilloso método utilizo? Bueno, cuando corto madera, corto madera; y cuando llevo agua, llevo agua. Comprensiblemente el Maestro Shi Tou se quedó impresionado con esta respuesta. Quería que Pang se uniera a la Shanga. "Alguien como usted no debería seguir siendo un Seglar - dijo Shi Tou - ¿Por qué no se afeita la cabeza y se hace monje?" La proposición marcó el final de la estancia de Pang con Shi Tou. De manera clara, no podía aprender más de este maestro. Pang respondió con un simple comentario. "Haré lo que haga", y lo que hizo fue marcharse. Después subió al peldaño de la puerta del formidable Maestro Ma Zu. Le preguntó de nuevo al maestro, "¿Dónde puedo encontrar un hombre que no esté apegado a las cosas materiales?" Ma Zu frunció el ceño y respondió, "Te lo diré cuando hayas bebido el Río del Oeste de un solo trago." Cuando comprendió ese comentario, Pang pudo completar su iluminación. Vio que la Mente No-Crítica no era suficiente. Su mente tenía que hacerse tan inmensa como la Mente del Buda; tenía que abarcar todo, el Samsara y el Nirvana, para expandirse hasta el Vació del Infinito. Una mente como ésta, puede beberse el Pacífico. Pang el Seglar siguió con el Maestro Ma Zu hasta que un día descubrió que tampoco tenía más que aprender con él. En esa ocasión en particular Pang se acercó a Ma Zu y observándole dijo, "Alguien que ha alcanzado la Iluminación le pide que levante los ojos." Ma Zu deliberadamente miró hacia abajo." Pang el Seglar suspiró, "¡Qué bonito toca el laúd sin cuerdas!" En este punto, Ma Zu había confirmado que no hay diferencia entre los seres humanos, que en realidad eran uno y el mismo individuo. Cuando Pang bajó los ojos, Ma Zu bajó los suyos. No había nadie para poder mirar hacia arriba. Pero entonces, inexplicablemente, Ma Zu lo miró directamente y rompió el encanto, por así decirlo. Así que Pang el Seglar se doblegó y permaneció en obediencia hasta que Ma Zu se puso en pie y comenzó a alejarse. Cuando el Maestro le rozó al pasar, el Seglar susurró, "Échelo a perder, no lo ha hecho ya... tratando de intentar ser listo." Pang el Seglar había alcanzado la maestría y todos los maestros con que se encontraba lo reconocían. Pero lo que es evidente para un maestro no siempre lo es para un simple monje. Un día de invierno, mientras Pang abandonaba el monasterio del Maestro Yao Shan, algunos monjes jóvenes, que eran desdeñosos de su posición de simple seglar, le acompañaron hasta la puerta principal. Cuando Pang miró fuera vio que estaba nevando. "¡Cuánta nieve! -dijo- Los copos no caen en otra parte." Un monje llamado Quan, que era tan insolente como estúpido, se equivocó completamente en la inteligencia del comentario de Pang, "¿Dónde esperabas que cayeran los copos?" Entonces, Pang tuvo un buen detalle felicitando a la nieve por no caer en la cocina o en la sala de meditación, que es como decir, por caer donde la nieve se supone tiene que caer - en el patio y los campos, sobre los árboles y caminos. Pang sabía que tendría que caminar una gran distancia en esa nieve de frío cortante, y había aceptado este hecho sin angustia. Pero Pang no solo tenía la sabiduría de un maestro, también tenía el temperamento. Cuando vio la mofa en el rostro del joven monje, le golpeó. "¡Cómo osas!" dijo el monje. "¿Y tú eres un monje ordenado? -preguntó Pang incrédulamente- ¡Serás rechazado en las puertas del Infierno!" "¿Qué quieres decir con esto?" preguntó el monje. Pang le golpeó de nuevo. "Quiero decir que aunque tengas ojos, orejas y lengua, estás completamente ciego, sordo, y mudo." Entonces calmadamente salió a la nieve como si fuese la luz de Sol. Le había dado al monje toda una lección. Pero normalmente era extremadamente amable y paciente con aquellos a quien instruía. Un día, cuando escuchó a un hombre que estaba intentado explicar el Sutra del Diamante, se dio cuenta de que aquel estaba luchando con el significado de una línea que trataba sobre la no-existencia de la personalidad del ego, "Quizás pueda ayudarle - dijo Pang - ¿Usted comprende que lo que es condicional y cambiante no es real, y lo que es incondicional e inmutable es real?" "Sí" respondió el comentador. "Entonces, ¿no es verdad que los egos son condicionales y cambiantes, que el no-ego es el mismo de un minuto a otro? ¿No es verdad que cada minuto que pasa, dependiendo de las circunstancias y las condiciones, adquirimos nueva información y nuevas experiencias así como olvidamos antigua información y antiguas experiencias?" "Sí" añadió el comentador. "Pero - pregunto Pang - ¿qué hay en nosotros que es incondicional y permanente?" "¡Nuestra Naturaleza búdica común! -respondió el comentador, sonriendo de repente, comprendiendo de repente - ¡Solo esto es real! ¡El resto es mera ilusión!" Estaba tan feliz que inspiró a Pang para escribir un poema:
Dado que no hay ni ego ni personalidad Pang el Seglar y su hija Ling Zhao viajaron por China cubriendo sus gastos mediante la venta de artículos de bambú que ellos mismos hacían. Envejecieron juntos, convirtiéndose en leyendas de la iluminación. Su última residencia fue una cueva en la montaña. Pang sabía que había llegado la hora de poner a un lado su carga. Estaba muy cansado y no podía seguir adelante. Dentro de la cueva había una roca en particular donde siempre se sentaba a meditar; tomó asiento y, pensando en fallecer cuando el Sol estuviera justamente sobre su cabeza, envió a Ling Zhao para mirar el momento en que llegaba el mediodía. En pocas minutos, sin embargo Ling Zhao volvió a la cueva sin aliento por la emoción, "¡Oh Padre - gritó - debes venir afuera y ver esto! ¡Ha habido un eclipse de Sol!" Bueno, era un hecho extraordinario, si es que alguna vez hubo uno. Pang no pudo resistirse a echar un vistazo. Se levantó de su roca de meditación y salió afuera. Miró una y otra vez pero no había ningún eclipse. El mediodía había llegado, eso era todo. Pero, ¿dónde estaba Ling Zhao? Pang regresó a la cueva y la encontró muerta, su cuerpo sentado derecho en su roca de meditación. "¡Oh, esta chica! - lloró Pang - Siempre me ha llevado la ventaja." La incineró y entonces, una semana después, él también entró en el Nirvana. Su cuerpo fue incinerado y las cenizas esparcidas en las aguas de un lago cercano.
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Última modificación:
December 03, 2004
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