Click here for English
 » Capítulo 3 - Las Escrituras
Ming Zhen Shakya
El Séptimo Mundo del Budismo Chan
por Ming Zhen Shakya
Traducido por < Rev. Yin Zhi Shakya, OHY

Capítulo 3 - Las Escrituras


    “El Chan... Una trasmisión especial fuera de los sutras; Ninguna dependencia en palabras o letras; La iluminación dirigida hacia la misma Mente; Visión dentro la propia naturaleza de uno.”
     
        - Bodhidharma, Primer Patriarca del Budismo Chan (Zen)


Durante los cuarenta y cinco años de su ministerio, Buda transformó a miles que lo siguieron en su camino y en su verdad. Pero cuáles eran exactamente esa verdad y ese camino, nosotros no podemos determinarlos ni por las escrituras ni por consenso. Hay una falta de documentación y un exceso de opinión.

Casi inmediatamente después de la muerte de Buda, un grupo de sus discípulos se congregaron formalmente para reunir todas sus enseñanzas poniéndolas de forma que pudieran memorizarse. Convencidos de que sus memorias individuales podían sobrevivir la guerra, las epidemias y plagas, la hambruna, la senilidad o envejecimiento, etc. y todavía permanecer en perfecto acuerdo y armonía, ellos se dispersaron para enseñar y evangelizar.

Cualquiera que alguna vez ha tratado de recordar dos versos consecutivos (no digamos las líneas) de su himno nacional puede anticipar el resultado. Pronto, hubo tantos lapsos y desacuerdos en la memoria que fue necesario, cien años después, en el año 380 A. C., que los sacerdotes se congregaran de nuevo para reorganizar las enseñanzas. Ellos no tenían soluciones nuevas para el problema; y quizás porque ellos no tenían ninguna alternativa, de nuevo recurrieron a la memoria.

Nadie sabe cuando los arios obtuvieron el conocimiento de la escritura. Los documentos más antiguos que encontramos en la India llegaron de las escrituras del conquistador Alejandro Magno quien documentó los sucesos de su invasión a la India por el año 327 A. C. Las escrituras originarias más tempranas que han llegado hasta nosotros son algunos de los decretos del Emperador Ashoka preservados en inscripciones sobre piedra. Ashoka reinó más o menos desde el año 268 hasta el año 232 a. C.

Alrededor del año 250 a.C. fue entonces posible encomendar las enseñanzas a la escritura, todavía, según nuestro conocimiento nadie había elegido hacerlo. Las enseñanzas religiosas eran tradicionalmente trasmitidas a través de la recitación de generaciones sacerdotales y probablemente no estaba en el interés de los clérigos romper esa tradición. Aquel que poseía el conocimiento sagrado poseía el poder sagrado, y era considerado un sacrilegio colocar ese poder en manos vulgares.

Indiferentemente de cualquiera que haya sido la razón, las enseñanzas de Buda no fueron escritas hasta el año 80 a. C., cuando los sacerdotes de Sri Lanka finalmente cedieron y escribieron todo lo que ellos pudieron recordar. ¿Cuánta validez podemos darle a los textos (el Canon Pali) compilados después de tanto tiempo de las enseñanzas actuales?

Consideremos, la versión de ellos, de los pronunciamientos del Buda en el lecho de muerte – uno de los textos Budistas menos controversiales. De acuerdo al Mahaparinibbana Sutta ese anciano de ochenta años, Buda, expiró en agonía por envenenamiento en la comida, pausando sus espasmos mortuorios lo suficiente para:

1. Instruir a sus seguidores que descontinuaran la práctica de llamarse los unos a los otros ‘amigos’ como habían hecho durante su vida. In el futuro, los discípulos novicios tenían que dirigirse a los discípulos mayores en la forma de Sir o Venerable Señor. Los discípulos mayores podían todavía llamar a los discípulos novicios ‘amigo’ o, si ellos lo escogían, dirigirse a ellos por sus respectivos nombres. (Él descuidó especificar como los discípulos novicios deberían dirigirse los unos a los otros.)

2. Dar permiso a la comunidad sacerdotal para alterar o abolir si así lo querían cualquier menor precepto de su Camino. (Él no especificó cuales eran los preceptos menores.)

3. Ordenar que su discípulo adorado y antiguo sirviente, Channa, fuera detestado y separado de la comunidad como castigo por haber presumido sobre su larga asociación con el Buda y por haberse conducido en una forma arrogante hacia los otros discípulos.

4. Pronunciarlos a ellos todos (con la obvia excepción de Channa) espiritualmente logrados, seguros y sin dudas (en esa forma poniendo su Apruebo Oficial en sus opiniones, versiones y asuntos doctrinales); y, habiendo dicho todo esto perfectamente claro, añadió,

5. “Todas las cosas condicionadas son transitorias. Trabajen diligentemente para su salvación.” Entonces murió.

Si hubiera sido un chiste accidental, Charles Dickens no hubiera podido mejorar esta escena de agonía en el lecho de muerte.

Desdichadamente, con el advenimiento de la escritura vino también incluso más profusión y diversidad en lo escrito. No contentos con su monopolio sobre las ediciones existentes de la verdad prescrita y aprobada – el hombre de ley ordinario no tenía bibliotecas privada – los sacerdotes, los ancianos y los escolares budistas de cada clase comenzaron a crear una nueva literatura sagrada para acomodarse ellos mismos a sus audiencias. Aquellos con pretensiones Brahmánicas compusieron su trabajo con el Brahmanismo. Aquellos que simpatizaban con el Jainismo mezclaron las creencias Jainistas con el dogma budista. Los intelectuales, gravitaron como siempre, alrededor de las exposiciones de Samkhya, adulterando sus investigaciones con las sustancias más impetuosas de las metafísicas y la disciplina yoga; y el espiritualmente inmaduro, como de costumbre, escribió y documentó sobre las tierras que ofrecían la salvación a través de la obediencia a las reglas infinitas de la conducta correcta. Para los jóvenes de espíritu, las historias sentimentales acerca de los esfuerzos de Buda para salvar una vida inocente – tal como en la que él se convirtió en un conejo y saltó dentro de un sartén para freír, sustituyéndose a sí mismo por el plato que estaba a punto de servirse – eran ingeniosamente documentadas. Lo más sorpresivo de todo, eran los escritos alucinantes de aquellos autores pretenciosos que clamaban que Buda había exhortado a su manada para que se gratificaran con cualquier clase de desenfreno. Ellos citaban al Buda como un promotor de la fornicación con cualquier o toda clase de mujeres incluyendo aquellas que sacaban producto de forma incestuosa, las adúlteras, o las que abusaban de los niños; matar cualquier animal y comer cualquier carne, incluyendo carne humana; ser mentiroso y deshonesto; robar, y cometer otros varios crímenes y transgresiones para obtener la liberación nirvánica. Como la escritura del Guhyasamaja Tantra explicaba, “La perfección puede ser obtenida satisfaciendo todos los deseos de uno.” Entonces, para algunos, el Budismo amenazaba con la condenación a los que pisaban una hormiga; y para otros, el Paraíso era obtenido durmiendo con su abuela.

El Budismo estaba llegando a ser verdaderamente una religión: todas las cosas para todas las personas. No había ninguna estrategia para la salvación que fuera verdaderamente sórdida, bizarra o inmadura en ningún hombre, porque él lo podía encontrar todo prescrito en las escrituras sagradas.

Como H. G. Wells sintetizó la literatura Budista en su Bosquejo de la Historia: “Parece no haber límites para las mentiras que los honestos pero estúpidos discípulos dirán por la gloria de sus maestros y por lo que ellos observaban como el triunfo de su propaganda... Eso es uno de los absurdos más perplejos y confusos de la naturaleza humana.”

Entonces, ¿en qué consistían los puntos de vista Budistas originales? Nosotros sólo podemos asumir que cuando Buda estableció una nueva religión y atrajo a las personas para que se le unieran y vieran la vida desde su perspectiva aventajada, sus puntos de vista tenían que ser notablemente diferentes de aquellos de sus competidores.

Por ejemplo, no había sistema de castas en el Budismo. Y, como no había castas (castigo o premio), no podía haber karma (como acciones que pudieran ser juzgadas) o reencarnación (el medio por el cual el premio o el castigo funcionaba.)

Paradójicamente, mientras el Budismo negaba que podía haber tales cosas como el bien y el mal, para poder experimentar la tranquilidad, un estado sin juzgar directamente, un devoto tenía que comportarse. La moral sin juzgar o condenar – ¡un concepto nuevo!

El Budismo se adhirió a los puntos de vista tradicionales de la realidad versus la ilusión ejemplo, el cielo versus el infierno, la Eternidad versus el tiempo Greenwich, el Nirvana versus el Samsara, la consciencia del ego versus la consciencia Búdica, y así sucesivamente. En breve, el Nirvana era real y el Samsara era meramente el mundo de las apariencias, el mundo en el cual el ego ficticio comprendió con sus sentidos en los que no se puede confiar, y distorsionó con su consciencia egocéntrica. Lo que el hombre promedio llamaba realidad, el Budismo insistía que era meramente una ilusión o Maya. Para experimentar la “verdadera” realidad, el ego tenía que trascender.

En cuanto a los seres supremos, el Buda reconoció la existencia de muchos Budas, Mahasattvas, Bodhisattvas, Reyes Celestiales, y una cantidad de criaturas místicas similares a dioses quienes descansaban tranquilamente en el Nirvana del Cielo Tushita, el loto de los mundos Octavos y Novenos. Todos esos seres eran encontrados por aquellos individuos que obtenían los estados espirituales elevados.

Sin embargo, el no implicó, ningún gran dios de los dioses cósmico, que estuviera dotado con personalidad, voluntad y con una agenda secreta y de alguna forma prejuiciada. El no visualizó al dios que creó y destruyó a su gusto las personas, los lugares y las cosas del universo. El fundamento cósmico de todos los seres era El Vacío, el Décimo Mundo, el propósito del practicante, vacío de ego, que ha completado su excursión de los Mundos Octavo y Noveno. Para cualquier propósito práctico religioso, el gran dios del Budismo es la Naturaleza Búdica, que puede decirse, existe sólo en las criaturas conscientes y pensantes. (¿Tiene una piedra Naturaleza Búdica? No. ¿Tiene una ameba Naturaleza Búdica? No. ¿Tiene un perro Naturaleza Búdica? Quizás. ¿Tienen un delfín o una ballena Naturaleza Búdica? ¡Cómo que no! Puedes estar seguro.)

Volviendo al tema, como no hay un gran dios exterior voluntarioso, no hay un dios interior insignificante, ejemplo, no hay ningún ego individual que dirige su preciado destino. Disipar la noción de que en realidad cada ser humano es un yo separado y autónomo es quizás la meta distintiva más importante de la disciplina Budista.

Básicamente, el Buda planteó Cuatro Nobles Verdades: 1. La vida en el Samsara es amarga y dolorosa. 2. Los deseos egoístas causan esta amargura y este dolor. 3. Los deseos pueden ser conquistados. 4. La forma de conquistar los deseos es siguiendo los métodos de sentido común a la vida ética del Camino Óctuplo y practicando los ejercicios espirituales tales la meditación.

Parecerá a primera vista que no hay aquí mucho que argumentar; sin embargo, las áreas de desacuerdos llegan a ser vastas.

Consideremos las leyes de la dieta. Generalmente hablando, los sacerdotes de Sri Lanka, una isla, pueden comen pescado. Los sacerdotes japoneses pueden comer pescado y también filete miñón, si alguien se los proporciona. Los budistas chinos son vegetarianos no importa donde vivan o lo que se les da. ¿Y qué decimos acerca de la conducta sexual? Los sacerdotes japoneses se pueden casar. Los sacerdotes chinos son célibes. Los sacerdotes tai no pueden tocar la carne o la piel de un ser humano femenino o incluso sentarse a la mesa con una sacerdotisa femenina o incluso también sentarse a la mesa con ningún hombre que no sea un sacerdote. En el otro extremo, los sacerdotes de cualquier yoga de “izquierda” u orden tántrica reciben instrucciones para el ritual del apareamiento sexual o coito. Y, ¿qué acerca de la reencarnación? La mayoría de los chinos y japoneses budistas virtualmente ignoran el asunto, mientras las vidas de los budistas tibetanos están inoculadas con las transmigraciones, de forma que no hay más espacio para la creación de un nuevo individuo singular y único. Todo el mundo es, o fue, alguien.

El desacuerdo entre los varios grupos – los del Norte, los del Sur, los del Este y los del Oeste – llega a ser una crítica irritante. Suficiente barro fue arrojado para invertir dos continentes.

Nada limitaba la extravagancia en las escrituras. Con entusiasmo fanático los autores endiosaban a Siddhartha Gautama y le proveían un nacimiento obligatoriamente milagroso. (Los dioses no pueden ser traídos por la cigüeña como el resto de nosotros.) Se dice que la Reina Maya lo concibió en el curso de un sueño acerca de seis colmillos de elefantes que modestamente le penetraron por un costado. Ella dio a luz a un bebé ágil mientras las usualmente indiferentes flora y fauna, tomaban nota con entusiasmo.

Cada vez que un sacerdote literato tenía una inspiración espiritual, él satisfacía las demandas de las publicaciones, resucitando al primo de Buda, Ananda, quien suplía una recomendación convincente o un testimonio personal. “Por lo tanto, he oído que el Bendito dice...” En tal forma hubo miles de páginas citando al Buda, escritas cientos de años después de su muerte.

Y para complicar esto mucho más, la práctica de los copistas de los manuscritos era asentar cualquier texto para clarificar por enmienda. En consecuencia, la gran regla de los manuscritos Budistas era: mientras el texto sea más antiguo, debe de ser más corto y por lo tanto más auténtico.

Con esa cantidad de escritura de tal diversa calidad y autores, el resultado tuvo que terminar en la ruptura o separación.

Tomó solamente unos cuantos cientos de años después de la muerte del Buda para que el budismo se dividiera en dos sistemas rivales, el conservador o Theravadin, llamado despectivamente (la pequeña balsa) y el Maha yana (la gran balsa), cada uno con sus propios cánones y cada uno conteniendo muchas escuelas diferentes. Los Yanas son, de hecho, medios para lograr algo, o vehículos aquí considerados como balsas usadas para cruzar las aguas turbulentas que separan la consciencia del ego corrupto y manchado del Samsara de la consciencia pura del Nirvana. “Llegar a la otra orilla” es la forma Budista tradicional que describe el suceso de la salvación.

No es en el Séptimo Mundo del principiante o en el postremo Décimo Mundo del adepto (el Vacío) que encontramos cualquier diferencia significante entre esas dos balsas.

Mientras una discusión detallada de la intervención de los Mundo Octavo y Noveno está más allá de la visión de este trabajo, podría ser suficiente el hacer notar que la teología Budista abarca una Trinidad de Personas Divinas: el Buda; el Bodhisattva; y el Buda Futuro. Cuando esa figura andrógena inspiradora del Salvador, el Bodhisattva, es vista como una entidad celestial, la balsa de la salvación se dice que está en las aguas del Mahayana. Cuando, sin embargo, el Gurú de uno o el Maestro Perfecto es visto encarnando el Salvador, la balsa está navegando en el Hinayana. Por lo tanto, una sola y celestial Avalokitesvara - Guan Yin puede liberar multitudes; mientras un Maestro desconocido puede liberar sólo aquellos pocos discípulos que de hecho tienen acceso a él. Por lo tanto, los Theravadins requieren que muchos maestros logren la perfección.

En cualquiera de los dos casos, el devoto libera el Feto Inmortal o el Hijo Divino, el prototipo del cual es Maitreya (Mithras), el Buda Futuro.

Una tercera nave, el Vajrayana (la balsa relampagueante) fue añadida a la flota del Budismo tántrico mezclándose con la religión ‘Bon’ que ya existía en el Tíbet entre los siglos Séptimo y Noveno – y consecuentemente con las invasiones Musulmanas a la India. La balsa Vajrayana ayuda a la extensión completa de creencias Budistas; desde las metodologías sexualmente conservativas “derechistas” hasta las formas libertinas “izquierdistas”; desde la superstición primitiva hasta la teología ultra-sofisticada; y por supuesto, desde la devoción a un Maestro Perfecto hasta la devoción a Avalokitesvara, del cual el Dalai Lama se dice que es un Avatar.

Para que el Chan llegara a ser la embarcación de la “salvación” que eventualmente probó ser, tuvo que arrojar fuera de la borda a miles de años de literatura confusa. Pero este bote no tambaleó inestablemente en las aguas insidiosas y falsas de la salvación. El Chan retuvo unas cuantas escrituras Mahayanas (de los Prajna Paramita Sutras) y la Plataforma Sutr a del Sexto Patriarca. En añadidura, se cargó adecuadamente con la literatura elegante del Daoísmo Clásico y con los numerosos manuales de instrucción a través de los cuales los maestros Daos publicaron la sabiduría esotérica.



back   a la página previa          Índice           a la página siguiente back

 
Última modificación: December 03, 2004
©2001 Orden Hsu Yun del Budismo Zen
Información